Según una tradición, este icono fue pintado por San Lucas el Evangelista.
Inicialmente se custodiaba en la famosa Iglesia de las Blanquernas en Constantinopla. En 1383 apareció sobre las aguas del Lago Ládoga, desde donde viajó milagrosamente por aire a la ciudad de Tijvin; allí permaneció cabe el río Tíjvinka, y se construyó un monasterio para custodiarlo. En 1613-14 este monasterio soportó milagrosamente los muchos ataques de los invasores suecos. A principios del siglo XX el icono fue llevado a América, y devuelto a Rusia en 2004.
Es conocido por los muchos milagros obrados a través de él por la Santa Madre de Dios, especialmente la curación de niños.