Este santo Mártir Eustaquio, antes de su Bautismo, era un ilustre general romano llamado Plácido, en tiempos del Emperador Trajano.
Un día, mientras cazaba en el campo, se convirtió a la Fe de Cristo mediante la aparición de un ciervo de una majestuosidad poco común entre cuyos cuernos vio la Cruz de Cristo y a través del cual el Señor le habló con voz humana. Al volver a casa, Plácido supo que su mujer Taciana también había tenido una visión en que se le ordenó que se hiciera cristiana. Ambos buscaron al Obispo de los Cristianos y fueron bautizados, recibiendo Plácido el nombre de Eustaquio y Taciana el de Teopiste; sus dos hijos fueron bautizados Agapio y Teopisto.
Posteriormente la familia fue sometida a pruebas similares a las de Job. Sus siervos murieron, todos sus bienes fueron robados y, en una peregrinación a Jerusalén, se vieron dispersados, no sabiendo cada miembro si los demás vivían aún. Pero por la providencia de Dios se reunieron de nuevo muchos años después, y regresaron en gloria a Roma.
No obstante, cuando se negaron a sacrificar a los ídolos -sacrificio público al que no podía faltar ningún general romano-, el Emperador Adriano, que había sucedido a Trajano, hizo que los metieran en un artefacto de bronce con forma de toro que fue calentado hasta que murieron. Cuando sus santos cuerpos fueron sacados, se encontraron intactos.
Estos santos sufrieron el martirio hacia el año 126.
Fuente: goarch.org
Traducción del inglés propia