Esta era la profecía de Isaías para el precursor: “Una voz proclama: «Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios. (Isaías 40: 3)".
Esta voz era la del Precursor San Juan el bautista, nacido en forma milagrosa; su padre Zacarías era sacerdote, y en el momento que estaba incesando en el templo durante la Fiesta de los Tabernáculos, vio un ángel del Señor que le anunció de la llegada de un hijo y que lo llamaría Juan. Esto ocurrió quince meses antes del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
La alegría desbordaba en Zacarías, pero dudó un instante porque él y su mujer tenían una edad avanzada, a pesar de tener ante sus ojos los precedentes de Abrahán y Sara, de Ana, madre del Profeta Samuel, y de otras mujeres estériles del Pueblo de Israel que dieron a luz por el poder de Dios; entonces el ángel le dijo que por su desconfianza quedaría mudo hasta que la palabra de Dios se cumpliera.
Así fue: a los nueve meses Isabel tuvo a su hijo. Luego de ocho días, en la circuncisión del niño, los parientes quisieron poner el nombre de su padre al niño, pero Zacarías escribió en una pizarra el nombre de Juan, e inmediatamente volvió a hablar, y la alegría retornó a todos.
Fuente: Arquidiócesis Ortodoxa Griega de Buenos Aires y Sudamérica (Patriarcado Ecuménico) / goarch.org
Adaptación propia