Carpo era obispo de Tiatira (Asia Menor); Papilo su diácono; Agatónica la hermana de Papilo, y Agatadoro su servidor. Fueron martirizados junto a otros muchos en Pérgamo, en tiempos de la persecución de Marco Aurelio o Decio. Sus Actas no están retocadas.
Se les condujo ante el gobernador de Pérgamo para que comieran carne sacrificada a los ídolos. Cuando a Carpo se le preguntó su nombre en el interrogatorio, respondió: «Mi primer y principal nombre es el de cristiano; mas si preguntas por el que tengo en el mundo, me llamo Carpo». Murió quemado vivo en la cruz.
El procónsul le preguntó a Pápilo: «¿Sacrificas o qué?», y este contestó: «Desde mi juventud sirvo a Dios, y jamás he sacrificado a los ídolos, sino que soy cristiano. Y nada más has de oír de mi boca, pues tampoco es posible decir nada más grande ni más bello».
Agatónica presenciaba el martirio de Carpo y Pápilo, cuando confesó su fe a pesar de que los presentes le recordaban sus deberes de esposa y madre. «Los que la veían no podían contener las lágrimas, diciendo: "Duro juicio e injustos decretos". Levantada ya en el poste y alcanzada del fuego, gritó por tres veces: "Señor, Señor, Señor, ayúdame, pues en ti he buscado mi refugio"».
La antigüedad del culto de estos mártires está documentada en la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea y en Breviario Siriaco. El Martirologio Romano les añade numerosos compañeros de martirio.
Fuente: preguntasantoral