Los Santos Víctor y Estefanía contendieron en Damasco en el año 160, durante el reinado de Antonino Pío.
El sinaxario bizantino los pone a 11 de noviembre, y recoge la versión que dice que Víctor era un soldado cristiano de Cilicia, que fue sometido a crueles torturas de las que salió “victorioso”. Incluso hizo algunos milagros con su oración mientras lo martirizaban. Los paganos le cortaron los dedos, le sacaron los ojos y lo decapitaron. Viendo Santa Estefanía, esposa de cierto soldado y cristiana, la nobleza de Víctor en medio de sus sufrimientos, clamó con gran voz y lo llamó bienaventurado, asegurando que veía dos coronas preparadas: una para él y otra para ella. Por ello fue arrestada y atada a dos palmeras cuyas copas habían sido dobladas a la fuerza; cuando las cuerdas que las unían fueron soltadas, la Santa murió desgarrada.
Algún estudioso ha planteado que no se sabía su nombre y se le llamó así "coronada" porque alcanzó el premio de la vida eterna.
En Occidente el culto de Estefanía es más conocido en Baviera y Tirol, con el nombre de Corona, así como en Italia (Feltre, Ósimo Otricoli, Canepina, Terni, entre otras ciudades, dicen tener reliquias suyas). Hay reliquias también en Aachen y Praga. En Passau, al menos desde 1420, se venera el cuerpo entero. En Bremen también tendrían reliquias suyas. Es protectora contra los dolores de espalda y miembros. Patrona de los problemas económicos (por el nombre "corona", como la antigua moneda) y contra el granizo y las heladas.
Fuente: goarch.org / Religión en Libertad