El epíteto “el Grande” añadido al nombre de San Basilio, arzobispo de Cesarea, se le dio muy pronto por su importancia en la historia y desarrollo de la Iglesia. Junto con San Atanasio de Alejandría, el héroe del primer concilio ecuménico, San Basilio está considerado como “pilar de la Iglesia” por su teología, aunque murió antes del inicio del segundo Concilio. Fue no sólo un teólogo, sino también un asceta y un gran amante de los que sufren: ancianos, viudas, huérfanos, enfermos, pobres. Para todos ellos organizó un impresionante sistema de cuidados sociales.
Vida
Basilio procedía de una familia rica y respetada de Cesarea, ciudad de Capadocia, que tenía una considerable fortuna y tierras en el Ponto. Durante la persecución de Maximino Daia, su abuelo y su esposa, Macrina la Anciana, huyeron a los bosques pónticos durante siete años (en torno a 306-313). Los únicos hijos que alcanzaron la vida adulta fueron Basilio, posteriormente obispo en Capadocia (tío de San Basilio), y Gregorio, padre de San Basilio, que se convirtió en abogado y profesor de derecho. Se casó con Emelia, oriunda de Capadocia, una huérfana hija de un mártir y una piadosa esposa cristiana. Tuvieron diez hijos, cinco chicos y cinco chicas. La mayor de los hermanos era Macrina (llamada como su abuela) que se encargó de educar a toda la familia. Un hermano llamado Naucracio se hizo ermitaño y murió en torno a los 27 años de edad. Los hermanos más famosos son Gregorio, posteriormente obispo en Nisa; y Pedro, obispo en Sebaste tras la muerte de San Basilio.
Basilio fue el tercer hijo de la familia, nacido en 329 ó 330. La mayor parte de su infancia la pasó con su abuela Macrina, alumna de San Gregorio el Taumaturgo, de modo que es obvio que recibió una educación cristiana. Pero su padre quería que fuese abogado, así que estudió en las mejores escuelas de Cesarea, Constantinopla y Atenas, y tuvo entre sus profesores al gran retor y filósofo Libanio, y entre sus compañeros, su amigo San Gregorio Nacianceno, pero también el futuro emperador Juliano el Apóstata. Durante su estancia en Atenas (desde 350) se sabe que Basilio y Gregorio sólo conocían dos caminos -el de la iglesia y el de la escuela- y que eran como una sola alma en dos cuerpos, practicando las virtudes cristianas y aprendiendo al más alto nivel (Oratio 43, capítulo 19-21). Las materias que estudiaron durante cuatro o cinco años fueron astronomía, geometría, gramática, dialéctica, historia y medicina.
En 355 o 356 Basilio abandonó Atenas. De vuelta en casa, supo que su abuela y su padre habían muerto. Su hermana mayor, Macrina (la Joven) asumió el liderazgo de la casa, mientras Basilio empezaba a practicar oratoria en Cesarea. Ciertamente, bajo la influencia de su hermana, Basilio sintió una creciente incomodidad con el mundo, de modo que decidieron consagrarse enteramente a una vida de renuncia monástica y ascetismo. En cualquier caso, Basilio no recibió el bautismo hasta el año 357, de manos del obispo Dianio de Cesarea. Poco después, Basilio visitaba los monasterios de Oriente y Egipto para conocer a los famosos monjes, como escribió a Eustacio de Sebaste (Epistula 223, capítulo 2). De vuelta a casa, renunció a su patrimonio en beneficio de los pobres y se estableció en soledad junto a su familia, que también vivía una dura vida ascética, en su granja del río Iris, cerca de Neocesarea. De hecho, se organizaron como dos monasterios gemelos. En la orilla contraria del río, en Annesi, Macrina había fundado un monasterio donde vivía junto con su madre Emelia. Sus vidas consistían en la lectura de las Escrituras, la oración y el trabajo en el campo.
Basilio conoció al obispo Eustacio de Sebaste, que había fundado un movimiento ascético muy duro que favorecía el modo de vida anacoreta (solitario). Pero San Basilio entendía el monasticismo como vida en común (cenobítica), que es superior porque es más útil y más segura para la salvación personal (Oratio 43, capítulo 62, ver también Sozomeno, Historia Ecclesiastica 4,12). San Gregorio Nacianceno visitó Annesi en torno a 358 y describió el lugar como de una bella soledad. En la atmósfera monástica de Annesi, Basilio y Gregorio compusieron la antología de los trabajos de Orígenes conocidos como “Philokalia” (Gregorio, Epistula 115; Sócrates, Hist. Eccl 4, 24), un importante trabajo para el desarrollo de la terminología teológica posterior.
Es posible que Dianio lo ordenara como lector o incluso diácono antes de su retiro en el Ponto. En cualquier caso Basilio ya era diácono en 360 y tomó parte en las disputas dogmáticas entre los “homoiusianos” (que creían que Cristo era como Dios –homoios– pero no Dios; entre los cuales estaba Basilio de Ancira y Eustacio de Sebaste) y los eunomianos o anomoeanos (extremistas arrianos), pero él apoyó decididamente la posición de Nicea (la “homousiana”). Tras la muerte de Dianio (362), los obispos vecinos eligieron, bajo la presión política del público, a Eusebio como obispo, aunque éste era un laico y no tenía conocimientos teológicos. De modo que buscó un buen teólogo que lo apoyara en la administración de su diócesis y encontró a Basilio, a quien consagró como sacerdote.
En este período, Juliano el Apóstata pidió un gran tributo a cambio de la libertad cristiana. Basilio lo rechazó, y las amenazas del emperador no fueron llevadas a cabo porque murió en 363, en una batalla contra los persas. Poco después, la ciudad se dividió entre los partidarios del obispo y sus oponentes, y en este contexto, Basilio abandonó la ciudad y regresó a su monasterio del Ponto. Pero poco después, debido a que el emperador Valente (364-375) intentó imponer un obispo arriano en Cesarea, Basilio aceptó la petición de Gregorio Nacianceno y regresó a la ciudad, se reconcilió con el obispo y fue, de facto, el líder de la iglesia de Cesarea hasta la muerte de Eusebio (370). Los magistrados imperiales y otras personalidades no querían a Basilio de obispo. El voto decisivo fue dado por el nonagenario Gregorio el Anciano, el padre de Gregorio Nacianceno, que acudió personalmente a la elección y le dio la consagración.
Basilio tenía 40 años de edad cuando se convirtió en arzobispo, teniendo en torno a 50 obispos sufragáneos en Capadocia. Intentó reconciliar las diferentes facciones en la ciudad, pero entraba en gran conflicto con Valente, protector de los arrianos, que llegó a la ciudad en 371 e intentó exiliar al Santo. Aparentemente porque Basilio sanó a la hija enferma del emperador (Oratio 43, capítulo 37), el emperador cambió de estrategia. Dividió la provincia de Capadocia para debilitar la influencia de Basilio y la fuerza de Nicea. En cambio, los capadocios crearon nuevas diócesis y ordenaron nuevos obispos.
Basilio mantuvo correspondencia con los obispos occidentales y trató de restaurar mejores relaciones entre Oriente, dominado por los arrianos, y Occidente, dominado por los niceos. Intentó acabar con el cisma antioqueno y reconciliar el obispo Melecio con el papa Dámaso, que apoyaba al contra-obispo Paulino, pero sin éxito. En los asuntos internos, Basilio intentó mejorar la educación espiritual e intelectual de los obispos y sacerdotes, prohibió a los obispos sufragáneos la ordenación a cambio de dinero bajo pena de excomunión, insistió en la impecable transformación de los sacerdotes y se declaró en contra de la presencia de mujeres en el servicio doméstico en las casas de los clérigos, para eliminar sospechas morales. Envió numerosas cartas pastorales a obispos y sacerdotes, con consejos acerca de diferentes problemas pastorales.
San Basilio es también conocido como el “padre de los pobres” a raíz de la creación del famoso Basilias, construido primero como una casa y posteriormente como una “nueva ciudad” a las puertas de Cesarea, donde los enfermos, los pobres, los extranjeros, los ancianos y todos aquellos incapacitados para trabajar eran ayudados a llevar una vida digna. Este centro humanitario tenía una gran catedral, una casa para el obispo, otros apartamentos para los sacerdotes, monjes, doctores, enfermeras; hospicios para peregrinos, hospitales, establos, graneros y talleres donde diferentes artesanos acudían a ayudar.
San Basilio sirvió como arzobispo sólo durante nueve años. Las tensiones con la política imperial acabaron cuando Valente murió en agosto de 378 y Teodosio se convirtió en emperador y ofreció libertad eclesiástica a los nicenos. Seguramente con ayuda de Basilio, Gregorio Nacianceno se convirtió en obispo en Constantinopla. Poco después de este nombramiento, Basilio se sintió muy enfermo y murió el 1 de enero de 379.
Los escritos de San Basilio
Los trabajos de San Basilio tienen una función teológica muy importante en el desarrollo de la fe cristiana, tanto en teología moral como en dogmática, pero también en la praxis ascética y litúrgica de la Iglesia.
Escritos dogmáticos:
– Contra Eunomio en 3 libros (Migne, Patrologia Graeca 29, cols. 497-670), una respuesta a una apología arriana escrita por Eunomio en 361. La réplica, concebida en 364, defiende la divinidad del Hijo de Dios, que ha nacido del Padre, el No Nacido, y que es consustancial con Él (ὁμοούσιος). En el tercer libro Basilio defiende la consustancialidad del Espíritu Santo. Para este tema escribió un libro especial, siendo éste:
– De Spiritu Sancto, en 375 (Migne, PG 32, cols. 67-218).
Escritos ascéticos:
– Ascetica ( ̓Ασκητικά, Migne, PG 36, cols. 619-1428) compuesta en tres partes: Moralia (ἠθικά), una guía para la vida cristiana en ochenta reglas de costumbres, y dos reglas monásticas: las 55 Grandes Reglas (AsketikonMayor) y las 313 Pequeñas Reglas (Asketikon Menor), en forma de preguntas y respuestas. Ambas reglas monásticas tienen gran importancia hasta el día de hoy en los monasterios cenobíticos de la cristiandad oriental. Gregorio Nacianceno atestiguó que Basilio escribió y usó estas reglas durante su retiro a las orillas del río Iris, para la vida de la comunidad monástica basiliana y como contrapunto a las reglas anacoretas de Eustacio. Basilio nunca usa el término de “monachos” para definir al monje, prefiere el uso del nombre “hermano”, para hacer referencia al monje”.
Escritos litúrgicos:
– La Liturgia de San Basilio (Migne, PG 21, cols. 1629-1656) que se celebra 19 veces al año.
– Los exorcismos de San Basilio, oraciones leídas al final de la Liturgia del 1 de enero, en todas las Iglesias Ortodoxas.
– Diferentes oraciones usadas en la vida cristiana diaria (como son las oraciones matutinas, las oraciones eucarísticas de antes y después de la Santa Comunión, etc.)
Escritos homiléticos y cartas
– Comentarios bíblicos a diferentes libros: el más común es su comentarios a los Seis Días de la Creación (Hexaemeron), pero también otros, como trabajos exegéticos de los Salmos, Isaías, Job, los 24 sermones, las 366 cartas con propósito dogmáticos, apologético o pastoral.
Veneración:
Su conmemoración comenzó casi inmediatamente después de su muerte, de modo que el día 1 de enero se convirtió en la fiesta del Santo en Oriente.
Las Iglesias Bizantinas tienen otra fiesta para los Tres Pilares de la Iglesia: Basilio, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo, el 30 de enero. Esta celebración se relaciona, tradicionalmente, con una dispuesta en torno a “cuál de los tres es el más grande”. San Juan Mauropoulos, obispo de Euhatiae, tuvo una visión en 1084 en la cual los tres jerarcas le comunicaron su total igualdad en el Reino de Dios. Desde entonces, Basilio, Gregorio y Juan son conmemorados conjuntamente y de hecho se les considera patrones de las escuelas teológicas.
Hay numerosas reliquias de San Basilio a lo largo y ancho del mundo. Una de las más importantes es su cabeza, que se preserva hoy en día en el monasterio de la Gran Laura del Monte Athos, en Grecia. Se dice que la mítica espada Durandal contiene algo de sangre de Basilio.
Troparion (himno) de San Basilio
Tu proclamación se ha extendido por toda la tierra, que fue divinamente instruida al oír tu voz, exponiendo la naturaleza de todas las criaturas, ennobleciendo las costumbres de los hombres. ¡Oh santo padre de sacerdocio real, suplica a Cristo Dios que nuestras almas se salven!
Mitrut Popoiu
Fuente: Preguntasantoral