09/01 - Polieucto el Mártir de Melitene en Armenia


La ciudad de Melitene en Armenia [hoy Turquía], ciudad militar romana, es ilustre por el gran número de sus mártires. Entre ellos, el mártir de mayor alcurnia fue Polieucto, un oficial romano de padres griegos.


Siendo aún pagano, se hizo amigo de un celoso cristiano llamado Nearco, quien, cuando llegaron a Armenia noticias de la persecución contra los cristianos, se preparó para entregar su vida por la fe. Su única pena era que Polieucto todavía fuese gentil, pero tuvo la alegría de atraerlo a la verdad y de inspirarle un ardiente deseo de morir por la religión cristiana.


Polieucto abiertamente se declaró cristiano, y pronto fue aprehendido y condenado a crueles tormentos. Cuando los verdugos se cansaron de atormentarlo, comenzaron a tratar de persuadirlo para que renunciase a Cristo. Las lágrimas y súplicas de su esposa Paulina, de sus hijos y de su suegro hubieran sido suficientes para hacer flaquear a un hombre menos resuelto. Polieucto, sin embargo, fortalecido por Dios, se mantuvo más firme en la fe y recibió con alegría la sentencia de muerte. De camino a la ejecución, exhortó a los circunstantes a que renunciaran a sus ídolos y habló con tanto fervor, que muchos se convirtieron. Fue decapitado durante la persecución de Decio o Valeriano.


Tenemos pruebas convincentes del martirio de San Polieucto en Melitene: se sabe de una iglesia que le fue dedicada antes de 377. Su nombre aparece (pero el 7 de enero) en el martirologio siríaco del siglo IV como el de un mártir muerto en Melitene. El mismo asiento se encuentra en el Hieronymianum.


Anicia Juliana, única hija del augusto Anicio Olibrio, emperador de Occidente en 472, le dedicó una iglesia a San Polieucto en Constantinopla entre los años 524-527. Excavaciones realizadas en la década de 1960 revelaron que, en momento de la ascensión al trono del emperador Justiniano I, esta basílica era la más grande en Constantinopla y que mostraba un muy ostentoso despliegue de riqueza, como pavos reales con relieves dorados, así como muchos detalles orientales.



Fuente: catholic.net