Marciano nació en Constantinopla, donde pasó toda su vida, en el seno de una familia de origen romano emparentada con la del emperador Teodosio. Se entregó al servicio de Dios desde su niñez, y a escondidas repartía grandes sumas de dinero entre los pobres.
Hacia el año 455, el patriarca Anatolio, sin hacer caso de las protestas que la humildad dictaba a Marciano, le ordenó sacerdote. Marciano se sintió con ello más obligado todavía a buscar la perfección; así pues, sin abandonar su ocupación favorita que consistía en instruir a los pobres, redobló sus esfuerzos por socorrerlos en sus necesidades materiales y se impuso enormes penitencias. Quienes veían en su ejemplo una constante censura, tomaron pretexto de su austeridad para acusarle de novacianismo; pero la mansedumbre del santo triunfó a la larga de todas las críticas y la persecución sirvió para purificar aún más su alma. Cuando la tempestad se disipó, su virtud brilló esplendorosamente, y el patriarca Genadio lo elevó a la dignidad de "Oikónomos" (administrador), con gran aplauso del clero y el pueblo.
San Marciano construyó y restauró muchas iglesias de Constantinopla, en particular la de la Anástasis, cerca de la pequeña iglesia que existía en la que servía San Gregorio el Teólogo. También construyó Santa Irene cerca del mar, y debajo de esta la Iglesia de San Isidoro Mártir y la Iglesia de San Estratónico.
Los milagros que realizó antes y después de su muerte, le hicieron famoso.
Murió probablemente el año 471. Su sinaxis se llevaba a cabo en la Iglesia de San Juan Bautista cerca de la Cisterna de San Mocio, que estaba cerca de la Iglesia homónima de Constantinopla.
Algunos autores le consideran como escritor de himnos litúrgicos.
Fuente: El Testigo Fiel / laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
Adaptación propia