Teodoro nació en Siria o Armenia a finales del siglo III. Muy joven se alistó en el ejército romano y fue destinado a Tyro. Luego, junto a su Legión, fue enviado al Ponto y a Amasea. Allí estaba cuando los emperadores Galerio y Maximiano publicaron sendos edictos de persecución, continuando la estela dejada por Diocleciano. Como Teodoro era cristiano, y no lo callaba, fue capturado y presentado al Gobernador de la provincia, que le interrogó. Teodoro le espetó al ser preguntado sobre su fe: – "No conozco a tus dioses. Jesucristo, el único hijo de Dios, es mi Dios. Golpéame, desgárrame o quémame; y si mis palabras te ofenden, córtame la lengua, pues cada parte de mi cuerpo está lista cuando Dios la pide como sacrificio".
Los jueces tuvieron piedad de él, pues era un joven soldado, de bello porte y con futuro, y le dejaron libre, con vistas a que sus compañeros le hicieran ver el error de arruinar su vida enfrentándose a los emperadores. Sin embargo, Teodoro quería ser mártir de Cristo a toda costa, por lo cual, al ser liberado prendió fuego a un templo de Cibeles que estaba situado a en medio de la ciudad, quedando reducido a escombros. Por supuesto que esto no podía pasarse por alto, así que fue apresado y por segunda vez llevado al Gobernador. Este le ofreció perdonarlo y convertirlo en sacerdote de la diosa Cibeles, si ofrecía un sacrificio público en su honor. – "Tales sacerdotes" – fue la réplica – "son entre todos los idólatras, los más criminales, pues conocen que los dioses no responden, sino que son ciegos y mudos, y aun así, inducen a otros a adorarlos". Tal respuesta exacerbó a los sacerdotes paganos y al pueblo, que clamó por venganza.
Los magistrados entones mandaron que fuera azotado y sus costados rasgados. En estos tormentos el santo mantuvo la paz, y oraba, como el salmista "Bendeciré al Señor en todo momento: Su alabanza está siempre en mi boca". Como veían que no le reducían a sacrificar a los dioses, le enviaron a prisión. Y luego de un tercer interrogatorio, Teodoro fue condenado a ser quemado vivo.
El martirio ocurrió el 17 de febrero de 306, día en que lo celebran las Iglesias Orientales, mientras que los latinos la tienen a 9 de noviembre, aniversario de la traslación de las reliquias a Brindisi. En Roma existió una iglesia dedicada a su memoria en el siglo V. Y es que su culto es antiguo, conservándose incluso un sermón de San Gregorio de Nisa, predicado en Amasea sobre el año 380, con motivo de la conmemoración del martirio de Teodoro. El Niseno recomienda su devoción a los cristianos, para atraer bienes a la Iglesia y al mundo. Dice: "¡Como soldado nos defiende; como mártir habla por nosotros pide la paz! Si queremos una intercesión más fuerte, reúnan a sus hermanos mártires y oren con ellos por nosotros. Motive a Pedro, Pablo y Juan para que se interesen por las Iglesias que fundaron. Que no brote ninguna herejía: que la comunidad cristiana se convierta, por vuestras oraciones y las de vuestros compañeros, en un campo floreciente". Además narra cómo los enfermos y endemoniados hallan salud y bien al venerar sus reliquias: "Se dirigen al mártir como presente, y oran e invocan al que está delante de Dios, y obtienen dones a su antojo".
Parece ser que su culto comenzó hace mucho tiempo en Euqueta, una población pequeña en el Helesponto y que desde ahí se difundió a otras partes.
Uno de los elementos presentes en ciertas versiones de la tradición es la lucha con un dragón. Este detalle aparece en la historia de san Teodoro mucho antes que en la de san Jorge. Por eso no es raro encontrar imágenes y cuadros en los que aparece montado a caballo, traspasando al dragón con una lanza, lo que se presta a identificarlo erróneamente.
Hay que decir que a nuestro Teodoro en ocasiones se le confunde con el Megalomártir San Teodoro de Heraclea, cuya devoción es igualmente fuerte. El Papa de Roma Félix IV (526-530) colocó un mosaico en la iglesia de san Teodoro en el Palatino en donde se representa a nuestro Salvador sentado; mientras que san Pedro le presenta por un lado a un san Teodoro, y san Pablo le presenta al otro san Teodoro por el otro.
Fuente: religionenlibertad.com / eltestigofiel.org