25/04 (o Martes Brillante) - Marcos el Apóstol y Evangelista


Según los Hechos de los Apóstoles (12, 11-17) cuando Pedro fue liberado milagrosamente de la cárcel en Jerusalén, fue a casa de María, la madre de Juan apellidado Marcos, donde numerosos fieles estaban en oración. La madre de Marcos, que quizás fuese viuda pues no se habla de su esposo, había puesto su casa a disposición de la iglesia primitiva. Algunos estudiosos, basándose en testimonios antiguos, dicen que quizás esta casa era el Cenáculo, donde Jesús celebró la Última Cena y donde el día de Pentecostés, el Espíritu Santo había descendido sobre Maria y los apóstoles.


Quizás también a la familia de Marcos pertenecía Getsemaní, al pie del Monte de los Olivos, donde Jesús se acercaba a orar siempre que iba a Jerusalén. Muchos autores dicen que Marcos era el joven que cubierto con una sábana seguía a Jesús cuando lo prendieron. “Le echaron mano, pero él, soltando la sábana, se escapó desnudo”. (Marcos.14, 51 y siguientes). Probablemente después de Pentecostés, la casa de la madre de Marcos se convirtió en la residencia habitual de Pedro. De hecho, Marcos es uno de los primeros en ser bautizado por Pedro. San Pedro, en su primera carta (5, 13) lo llama “su hijo”.


Cuando en el año 44 Pablo y Bernabé vinieron a Jerusalén desde Antioquia trayendo limosnas, se hospedaron naturalmente en casa de Marcos. Según escribe San Pablo a los Colosenses, Marcos era primo de Bernabé. Los dos apóstoles, cuando se fueron, se llevaron a Marcos como ayudante en la evangelización. Cuando marcharon a Chipre, lo llevaban y siguiendo su viaje apostólico, al llegar a Perge de Panfilia, Marcos los dejó y volvió a Jerusalén. Todo esto es relatado por San Lucas en los Hechos de los Apóstoles.


Al inicio del segundo viaje apostólico de San Pablo, Bernabé se va con Marcos a Chipre y Pablo, junto con Silas, marcha a Siria y a Cilicia. Los Hechos, unas veces lo llaman Juan y otras, Juan apellidado Marcos, y aunque los hagiógrafos Baronio, Tillemont y Cotelier distinguen a dos personas: Marcos evangelista discípulo de Pedro y Juan discípulo de Pablo, la mayor parte de los autores y exégetas, desde la antigüedad, ven en estos textos a una sola persona. Era costumbre entre los judíos el juntar, unir al nombre hebreo otro griego o latino: Saulo-Pablo,  Natanael-Bartolomé, etc. El nombre bíblico de Juan impuesto en el momento de la circuncisión era el usado cuando estaba entre los judíos, mientras que fuera de Palestina, cuando estaba en contacto con los gentiles, prevalecía el sobrenombre romano de Marcos.


En el año 61 Marcos está de nuevo con San Pablo y probablemente estuvo presente en el martirio de Pablo. Cuando San Pedro escribe su primera carta posiblemente en Roma alrededor del año 60 y saluda a los cristianos del Ponto, Cilicia, Capadocia y Bitinia, con él está Marcos. De este saludo podemos deducir que San Marcos era conocido por los cristianos de diversos territorios. Sin embargo, no se pueden establecer con precisión los viajes de Marcos desde el año 50, cuando termina su segunda misión con Bernabé en Chipre, hasta el año 60. No existen datos precisos sobre los sucesivos eventos. La tradición eclesiástica confirma que el apostolado de Marcos estuvo estrechamente relacionado con el apostolado de Pedro.


Aunque una tradición dice que Marcos era uno de los setenta y dos discípulos, lo que quiere decir que conoció a Cristo, esto es negado por San Jerónimo, Papías y Eusebio de Alejandría. Sin embargo, el monje Alejandro dice que Marcos pudiera ser el hombre con el cántaro que llevó a Pedro y a Juan al Cenáculo, la casa de Maria su madre (Marcos 14, 13). Si este joven o el joven de la sábana de Getsemaní era Marcos, estos serían los dos contactos ocasionales de Marcos con Jesús. Otra tradición antigua dice que era de origen levítico. El autor de los “Philosophumena” le llama “el del dedo cortado”. Según esta tradición, Marcos al pasarse al cristianismo se habría cortado el dedo para renunciar a los actos realizados como sacerdote levítico. También una tradición antiquísima dice que San Marcos es el fundador de la Iglesia de Alejandría. Esto es confirmado por numerosos testimonios de origen relativamente recientes. Desde el año 200 hasta el siglo IV esta tradición es confirmada, pero es difícil fijar la fecha en la que San Marcos funda esta iglesia. Eusebio lo pone en los primeros años del emperador Claudio (42-43), pero en aquel tiempo Marcos estaba con Pablo y Bernabé. El mismo Eusebio afirma que en el octavo año de Nerón (año 62), Aniano sucede a Marcos en la sede alejandrina, por lo que San Jerónimo deduce que San Marcos murió ese año, el año 62.


Sin embargo, muchos autores piensan que Marcos habría abandonado Alejandría para irse a Roma. El tema no está definitivamente zanjado porque sobre esto nada escriben ni Orígenes ni Clemente Alejandrino. Se dice que sufrió martirio en Alejandría por parte de los paganos y que fue sepultado en una aldea cercana a la ciudad. Esto por ejemplo lo afirma San Simeón Metafraste y el monje Alejandro. En el “Chronicon paschale” se dice que fue martirizado en tiempos de Trajano y aunque ni San Eusebio ni San Jerónimo dicen nada, esto es tradición en la iglesia griega y en la iglesia copta.  El concilio de Roma en tiempos del Papa Gelasio asegura este martirio y Paladio, en su “Historia Lausiaca” dice que mucha gente venía desde lejos a rogar sobre la tumba del mártir.


En los Hechos de San Marcos (libro apócrifo) publicado por los bolandistas, el 25 de abril se narra las particularidades del martirio de Marcos, muerto en la aldea de Bucoli, lugar lleno de rocas y precipicios cerca de Alejandría. En el año 828 unos mercaderes venecianos se llevaron las reliquias de San Marcos desde Alejandría hasta Venecia y desde entonces es el patrón de esta ciudad italiana.


Pero hay que decir algunas cosas sobre San Marcos como evangelista. San Eusebio, San Ireneo, San Clemente de Alejandría, San Jerónimo y otros muchos autores antiguos atribuyen a San Marcos el segundo Evangelio, como eco fiel de la catequesis de San Pedro a los cristianos de Roma. Fue colaborador de Pedro en la predicación del evangelio y fue el intérprete y el portavoz autorizado del mismo San Pedro. Los dieciséis capítulos de su evangelio ofrecen un esquema simple: la predicación del Bautista y el ministerio de Jesús en Galilea ocupan los capítulos del 1 al 9; la marcha hacia Jerusalén e ingreso solemne en la ciudad, del 10 al 13 y la pasión, muerte y resurrección de Jesús, del 14 al 16. Lo escribió antes del año 62. Ya en ese año estaba escrito el Evangelio de San Lucas, mientras que San Mateo lo había escrito mucho antes, alrededor del año 40. Los autores reconocen en Marcos un narrador popular por excelencia. ¿Qué propósito tenía Marcos al escribirlo? Ninguno desde el punto de vista personal. Marcos escribe el Evangelio según se lo oyó a San Pedro, por lo que el propósito original no era de Marcos, era de Pedro. Este impartía sus enseñanzas conforme eran útiles a quienes las oían y no como una historia propiamente dicha de los dichos y hechos de Cristo. Marcos se limitó a escribir las narraciones de Pedro, no elaboró el material adaptándolo a su esquema personal.


Así se comprende lo que dice Papías: Marcos no escribió con orden, no compuso su escrito con un orden lógico como hace Mateo y no se preocupó del orden cronológico como hace Lucas. Dice Wellhausen que Marcos es simple e inmediato, escribe con la rudeza del arte popular, con un toque pictórico, o como dice Huby, con su singular frescura y su viva originalidad. Marcos escribe para que lo entienda la gente del pueblo. Conserva de la profesión de pescador de Pedro, su particular aptitud para observar los detalles plásticos de una escena, como por ejemplo: “toda la ciudad se agolpó a la puerta” (Marcos 1, 33) ó “Jesús estaba durmiendo sobre el cabezal en la popa” (Marcos  4, 38).


Contando la historia de Cristo, los cristianos la vivían de nuevo: oían hablar del Señor, lo veían moverse y haciendo cosas. Bajo la influencia de esta realidad vivida y vista, Pedro reproducía sin esfuerzo alguno el desarrollo histórico del ministerio de Jesús. Marcos, simplemente lo escribía. Por eso se comprende fácilmente la fascinación producida por el Evangelio de San Marcos en críticos y exégetas modernos.


El cuerpo del evangelista, sustraído por los cristianos cuando iba a ser quemado, fue sepultado en Bucoli, cerca de Alejandría y en su sepulcro fue erigida una iglesia. En las Actas del martirio de San Pedro Alejandrino, en el año 311, tenemos la noticia más antigua sobre el sepulcro de San Marcos. También Paladio en el año 419 en su “Historia Lausiaca” recuerda las peregrinaciones a su tumba, como ya dije antes.


En el siglo V, el santo es ya pintado en una capilla subterránea al SW de Alejandría junto con Cristo y San Pedro. En los siglos IV y V ya se veneraba a San Marcos en el santuario palestino de El-Dinwezi el día 15 de agosto y en Constantinopla, en la majestuosa basílica erigida por Teodosio el Grande. A mediados del siglo V es abandonada la basílica de Bucoli porque el pueblo se trasladó a otra zona al NW de Alejandría y allí fueron llevados los restos del evangelista y puestos en una iglesia nueva.


En el año 565 el santuario de Bucoli fue devuelto al culto, pero la iglesia fue incendiada por los árabes en el año 644 y reconstruida por los patriarcas de Alejandría Agatón y Juan de Samanud. A ella, en el año 828 arribaron los mercaderes venecianos Bueno de Malamoco y Rústico de Torcello, que se llevaron a Venecia los restos del evangelista “para evitar la profanación por parte de los árabes”. Solo el cráneo permaneció allí y más tarde fue llevado a El Cairo. Sin embargo, en el año 1419 el senado de Venecia mantenía que el cráneo estaba allí en su ciudad.


El único escrito histórico que permite considerar que el cuerpo estaba en Venecia es el aportado por el testamento de Justiniano Particiaco, en el año 829 que habla de la erección de una basílica en su honor. Sin embargo, Pablo el diácono dice que en Aquileia se le daba culto en el año 783. De éste pasó la noticia a los himnos escritos por San Paulino de Aquileia, a los diplomas imperiales de 792 y del 803, a los legajos del patriarca Fortunato del 821 y al Concilio de Mantova del 827.


Para explicar el culto dado a San Marcos en Aquileia, existen varias hipótesis: Paschini dice que San Marcos estuvo en vida en dicha ciudad, mientras que  Menis dice que entre Aquileia y Alejandría existían relaciones comerciales que serían las causantes del traslado del culto de una ciudad a la otra.


En el escrito del año 829 (testamento de Justiniano Particiaco del que hablé antes), se narra la traslación del cuerpo de Alejandría a Venecia, pero no se dice en qué año se hizo. Sin embargo se admite que la translación se hizo el año anterior. Si como dice el Martirologio de Beda, Marcos había sido martirizado y muerto en Alejandría, pero que sin embargo su cuerpo estaba en Venecia, era necesario admitir que desde una ciudad había sido llevado a la otra.


Sorprende sin embargo el silencio que sobre este hecho y este culto existe en los documentos venecianos durante casi dos siglos. El nombre de San Marcos se silencia absolutamente. Es necesario llegar al incendio del año 976 para encontrar alguna referencia a su basílica, a las peregrinaciones y a los restos del santo. Destruida en parte la basílica como consecuencia de este incendio, se reconstruyó entre los años 1063 y 1094 y ya desde entonces se establece como festivo el día 25 de abril.


San Lorenzo Justiniano, patriarca de Venecia (1433-1456) deseó realizar un reconocimiento del cuerpo de San Marcos, pero no lo pudo hacer. En Venecia, sin embargo, nadie tenía dudas de la presencia de las reliquias. En tiempos más recientes si se han hecho tres reconocimientos, el último de los cuales lo hizo el Papa San Juan XXIII en 1957 cuando era Patriarca de Venecia.


Reliquias de San Marcos existen también en Reichenen (Francia), Corbie (Francia), Soissons (Francia), Cropani (Italia), etc. El Papa Beato Pablo VI restituyó parte de las reliquias de San Marcos al Patriarca Copto Ortodoxo San Cirilo VI, que las puso en la Catedral Patriarcal en El Cairo (Egipto).


Es el santo patrono de la Iglesia alejandrina. Es santo patrono de los notarios, los escribientes, los vidrieros, los ópticos, los cordeleros y cesteros y en Francia lo invocan contra la sarna.


Si el 25 de abril cae en el día de la Santa Pascua -o antes-, la fiesta de San Marcos se traslada al Martes Luminoso.


Antonio Barrero


LECTURAS


1 Pe 5,6-14: Hermanos, sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce en su momento. Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros. Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito brevemente por medio de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y para daros testimonio de que esta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos firmes en ella. Os saluda la comunidad que en Babilonia comparte vuestra misma elección, y también Marcos, mi hijo. Saludaos unos a otros con el beso del amor. Paz a todos vosotros, los que vivís en Cristo.

Lc 10,16-21: Dijo el Señor a sus discípulos: «Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado». Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien».



Fuente: preguntasantoral / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Adaptación propia