San Ticón vivió en la época de los emperadores Arcadio y Onirio. Nació en la ciudad chipriota de Amatunte y procedía de una familia devota. Sus virtuosos padres lo criaron "en disciplina y amonestación del Señor" (Ef 6,4), por lo que rápidamente se distinguió por su carácter ético, su prudencia, su capacidad de discernimiento y por el estudio de las Santas Escrituras.
Se dice que el don de realizar milagros apareció en San Ticón a una edad bastante temprana.
Su padre era el dueño de una panadería, y cada vez que dejaba a su hijo sólo en la tienda, el joven santo daba pan gratis a los necesitados. Al enterarse de esto su padre, se enojó, pero el hijo dijo que había leído en las Escrituras que al dar a Dios uno recibe cien veces más. «Yo -dijo el joven- le entregué a Dios el pan», y persuadió a su padre a que fuera al lugar donde se almacenaba el grano. Con asombro, el padre vio que el granero, que antes estaba vacío, ahora estaba lleno hasta rebosar de trigo. Desde ese momento, el padre permitió a su hijo que distribuyera pan a los pobres.
Cierto jardinero trajo las podas secas de las vides de la viña. San Ticón las recogió, las plantó en su jardín y suplicó al Señor que estas ramas pudiesen echar raíces y dar fruto para la salud de las personas. El Señor lo hizo debido de la fe del joven santo. Las ramas echaron raíces, y su fruta tenía un sabor particular y muy agradable. Después de su muerte, en su fiesta anual del 16 de junio, siendo todavía el inicio de la temporada, dicha viña estaba cargada de uvas aún verdes, como es natural, pero, al comenzar la Divina Liturgia, empezaban a oscurecerse, y para el final estaban plenamente maduras. El tercer estiquero de las Vísperas del Oficio del Santo en el Meneo hace alusión a este milagro anual.
La Iglesia aceptó al piadoso joven en el clero, nombrándolo lector. Más tarde, Mnemonio, el obispo de Amatunte, lo ordenó diácono. Tras la muerte del obispo Mnemonio, Ticón fue eligido por acuerdo general como obispo de Amatunte debido a su virtud y a su importante acción catequizadora y consagrado por San Epifanio.
San Ticón trabajó celosamente para erradicar los restos del paganismo en Chipre; se distinguió por sus dotes administrativas, su actividad filantrópica y la difusión de la palabra de Dios, que trajo abundantes frutos, convirtiendo a muchos idólatras. San Ticón destruyó muchos templos idólatras, erigiendo en su lugar templos cristianos.
El santo obispo era generoso, sus puertas estaban abiertas para todos y escuchaba y cumplía amorosamente el pedido de cada persona que acudía a él. No temiendo ni a las amenazas ni a las torturas, confesó con firmeza y sin temor su fe ante los paganos.
Fue honrado por el Dios Misericordioso con el don de realizar milagros, logrando muchas curaciones y llevando a cabo muchos beneficios.
Con su cálida oración, incluso revitalizó la tierra seca y baldía de la región para ayudar a los agricultores pobres que se encontraban en la desesperación. Vivió en oración, en ascesis, en ayuno y, sobre todo, en humildad, y luchó hasta su última exhalación por la Ortodoxia y la verdad.
En el oficio a San Ticón se declara que él previó el momento de su muerte, la cual tuvo lugar en el año 425. San Epifanio, obispo de Chipre, presidió el oficio. Fue despedido en medio de una conmoción general.
Partes de sus Santas Reliquias se encuentran en el Monasterio de Cico (del gr. "Κύκκου") de Chipre.
Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com / goarch.org
Traducción del inglés y adaptación propias