El Santo Mártir Julián nació en la provincia Cilicia de Asia Menor. Era hijo de un senador pagano, pero su madre era cristiana. Después de la muerte de su padre, se mudaron a Tarso donde Julián fue bautizado y educado cristianamente.
Durante la persecución a los cristianos ordenada por el emperador Diocleciano San Julián fue detenido, tenía apenas 18 años. Lo llevaron a Anazarbo -capital de la provincia de Cilicia- para ser juzgado por el gobernador Marciano, quien durante mucho tiempo lo instó a renunciar a Cristo. Ni las torturas ni las amenazas ni las promesas de regalos y honores pudieron convencer al joven piadoso ofrecer sacrificios paganos y negar a Cristo. El santo se mantuvo firme en su recta fe.
Por un año entero llevaron al mártir a través de las ciudades de Cilicia, en todas partes le sometían a interrogatorios y torturas, y después lo echaron en la cárcel. La madre de San Julián siguió a su hijo y rogó al Señor que lo fortalecerá. En la ciudad de Egea, suplicó al gobernador que le permitiera visitarlo en la prisión, aparentando tener la intención de persuadir a su hijo a ofrecer sacrificios a los ídolos. Pasó tres días en la cárcel con San Julián, dándole valor para ser fuerte hasta al final.
Cuando el gobernador llama a la madre para saber las novedades, ella confesó con audacia a Jesucristo, y aun más, sin miedo y con valentía denunció el politeísmo. Entonces el gobernador dio orden de cortarle los pies.
En cuanto a Julián lo ataron y lo metieron en un saco lleno de arena y de serpientes venenosas, y lo arrojaron al mar. El cuerpo de la víctima fue llevada por las olas a las costas de Alejandría, y con reverencia fue sepultado por un cristiano piadoso.
La muerte del mártir ocurrió alrededor del año 305. San Juan Crisóstomo honró a San Julián con un elogio.
Hay en Rimini una iglesia, no de grandes proporciones, a él dedicada, que fue edificada probablemente sobre un templo pagano, y de la cual las primeras noticias provienen del 816; fue reconstruida en su forma actual en el siglo XVI, y regenteada hasta 1797 por los monjes benedictinos de la congregación Cassinense. En esta iglesia se concentran las imágenes principales que representan a san Julián mártir, las varias fases de su martirio según la tradición y la llegada del sarcófago con su cuerpo a Rímini; es de particular importancia el dosel, obra de Bittino de Faenza, de 1409.
Fuente: catholic.net / eltestigofiel.org