Tras el cese de la iconoclasia y la restauración de las imágenes sagradas, el Patriarca Metodio de Constantinopla (842-846 d.C.) sugirió en el año 843 a los emperadores Miguel y Teodora (842-867 d.C.) que no era justo que las reliquias de San Nicéforo se encontrasen tan lejos de su tierra, solicitando que fuesen llevadas a Constantinopla. Así, fueron enviados de parte del Patriarca -quien también acudió a la exhumación- y de los emperadores clérigos y monjes para que realizasen tal labor.
Abriendo la tumba del Santo en el Monasterio de San Teodoro, encontraron los santos restos enteros e intactos después de diecinueve años desde su dormición. Con sagradas salmodías y magnificencia los colocaron en la embarcación imperial y los llevaron a la capital. Cuando el barco se acercaba por el estrecho a la ciudad, fueron con antorchas el Emperador y el Senado a recibir la sagrada reliquia, la cual acompañaron hasta Santa Sofía. Hicieron una vigilia y por la mañana la llevaron a la Iglesia de los Santos Apóstoles el día trece de este mes; allí se celebra su Sinaxis.
El día 2 de junio conmemoramos la santa dormición en el Señor de San Nicéforo.
Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogsport.com / goarch.org
Traducción del inglés y adaptación propias