El bendito Artemon nació y creció en Seleucia de Pisidia durante los tiempos apostólicos, cuando por primera vez el Evangelio de Cristo era difundido por las comunidades idólatras, cuando el santo Apóstol de las Naciones Pablo deambulaba por esta zona predicando las palabras del Evangelio y atrayendo a muchas almas, que constituyeron la primera Iglesia de aquella ciudad.
Entre los recién iluminados se encontraba Artemón. Debido a sus virtudes y a que no es correcto esconder una lámpara debajo de un celemín, fue establecido por Pablo como obispo, pastor y maestro de esa ciudad. Así, guió bien a su rebaño, convirtiéndose en un puerto de salvación para todos los necesitados, asistiendo a viudas y huérfanos y siendo un médico de almas y cuerpos.
Habiendo pasado su vida con hechos tan agradables a Dios, el tres veces bendito partió al Señor a una edad muy avanzada. Todo su rebaño lamentó grandemente su partida, porque hizo realidad lo que dice el Apóstol Pablo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza." (1 Tim 4,12).
Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
Adaptación propia