En la Hora Sexta
Is 28,14-22: Así dice el Señor: «Escuchad, pues, la palabra del Señor, cínicos jefes de este pueblo, que estáis en Jerusalén, que decís: “Hemos hecho un pacto con la muerte, una alianza con el Abismo. Cuando pase el azote desbordante no nos alcanzará, porque de la mentira hicimos nuestro refugio y nos refugiamos en la falsedad”». Por eso así dice el Señor, Dios: «He puesto en Sion como fundamento una piedra, una piedra probada, una piedra angular preciosa, un fundamento sólido. Quien se apoya en ella no vacila. Puse el derecho como plomada, la justicia como nivel. Pero el granizo arrasará el refugio de mentiras, las aguas inundarán vuestro escondrijo. Será anulado vuestro pacto con la muerte, vuestra alianza con el Abismo no resistirá. Cuando pase el azote desbordante, quedaréis convertidos en tierra de nadie. Cada vez que pase, tomará posesión de vosotros, día tras día, de día o de noche. Será un horror aprender la lección. La cama será corta para estirarse en ella, la manta estrecha para arroparse. El Señor se pone en pie como en el monte Perazín, se agita como en el valle de Gabaón para ejecutar su obra, obra extraña, y cumplir su tarea, insólita tarea. Por eso, no os burléis, no sea que se aprieten vuestras ataduras. Porque lo sé: la destrucción de todo el país ha sido decretada por el Señor, Dios del universo».
En Vísperas
Gén 10,32-11,9: Estas son las familias de los hijos de Noé, por genealogías y naciones. De ellas se ramificaron las naciones de la tierra después del diluvio. Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar los hombres desde oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. Se dijeron unos a otros: «Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego». Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa. Después dijeron: «Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra». El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres. Y el Señor dijo: «Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo». El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó el Señor por la superficie de la tierra.
Prov 13,19-14,6: Deseo satisfecho endulza la vida, apartarse del mal desagrada a los necios. Trata con sabios y sabio te harás, frecuenta a los necios y acabarás mal. La desgracia persigue al pecador, el bien acompaña a los honrados. La herencia del bueno llega hasta los hijos de sus hijos, la fortuna del impío va a parar al honrado. En el barbecho de los pobres abunda el pan, pero los hay que perecen por falta de justicia. Quien no usa la vara odia a su hijo, quien lo ama lo corrige a tiempo. El honrado come y queda satisfecho, el vientre del malvado padece escasez. Mujer sabia edifica su casa, la necia la destruye con sus manos. Quien anda con rectitud teme al Señor, quien va por mal camino lo desprecia. La boca del necio le acarrea latigazos, los labios del prudente son su defensa. Donde faltan bueyes falta el trigo, toros robustos multiplican la cosecha. Testigo fiel nunca miente, testigo falso difunde mentiras. El arrogante fracasa al buscar sabiduría, es fácil el saber para el hombre inteligente.
Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española