En la Hora Sexta
Is 65,8-16: Esto dice el Señor: Lo mismo que al encontrar mosto en un racimo se dice: «No lo destruyas, es una bendición», así haré por causa de mis siervos: no los destruiré a todos, sino que haré surgir un linaje de Jacob y de Judá, un heredero de mis montañas. Mis elegidos heredarán la tierra, y mis siervos habitarán allí. El Sarón será un aprisco de ovejas, y el valle de Acor dehesa de vacas para mi pueblo, los que me buscaron. Pero a vosotros, que abandonáis al Señor, olvidando su santa montaña, que aparejáis la mesa en honor de Gad y llenáis las copas de vino perfumado en honor de Mení, os destino a la espada. Os inclinaréis para ser degollados. Porque llamé y no respondisteis, hablé y no escuchasteis, hicisteis lo que es malo a mis ojos, escogisteis lo que me desagrada. Por eso, esto dice el Señor, Dios: «Mirad: mis siervos comerán y vosotros pasaréis hambre; mis siervos beberán y vosotros tendréis sed; mis siervos estarán alegres y vosotros os avergonzaréis. Mis siervos cantarán con corazón alegre y vosotros gritaréis con corazón dolorido y gemiréis quebrantados. Dejaréis vuestro nombre a mis elegidos como un juramento: “Que te dé muerte el Señor Dios. Pero a sus siervos los llamará con otro nombre”. Quien sea bendecido en el país, será bendecido por el Dios del Amén, y quien jure en el país, jurará por el Dios del Amén».
En Vísperas
Gén 46,1-7: Israel se puso en camino con todo lo que tenía, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios dijo a Israel en una visión nocturna: «Jacob, Jacob». Respondió: «Aquí estoy». Dios le dijo: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo mismo te haré subir; y José te cerrará los ojos». Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre con los niños y las mujeres en las carretas que el faraón había enviado para transportarlos. Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en la tierra de Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes: hijos y nietos, hijas y nietas. Llevó consigo a Egipto a todos sus descendientes.
Prov 23,15-24,5: Hijo mío, si se hace sabio tu corazón, también mi corazón se alegrará. Me alegraré de todo corazón si tus labios hablan con acierto. No tengas envidia del pecador, vive siempre en el temor del Señor, pues así tendrás porvenir y no se frustrará tu esperanza. Escucha, hijo mío, sé sabio; pórtate siempre con rectitud. No andes mezclado con bebedores ni con gente que se harta de carne; pues borrachos y comilones empobrecen, los holgazanes se visten de harapos. Escucha al padre que te engendró, no desprecies la vejez de tu madre. Compra la verdad y no la vendas: sabiduría, instrucción y sensatez. El padre del honrado rebosa de gozo, quien tiene un hijo sabio se alegra. ¡Ojalá tu padre se alegre por ti y pueda brincar de gozo tu madre! Hijo mío, confía en mí, acepta de buen grado mi ejemplo. Trampa peligrosa es la ramera, pozo estrecho la mujer ajena; se pone al acecho como un ladrón y provoca traiciones entre los hombres. ¿De quién los quejidos? ¿De quién los lamentos? ¿De quién las peleas? ¿De quién los pleitos? ¿De quién las heridas sin motivo? ¿De quién la mirada extraviada? De la gente que se pasa con el vino y anda catando bebidas. No mires el vino: ¡Qué tono rojizo! ¡Qué brillo en el vaso! ¡Entra suavemente! Al final morderá como serpiente, después picará como víbora. Tus ojos soñarán quimeras, solo te saldrán incoherencias. Te sentirás como viajero en alta mar, sentado en la punta del mástil. «Me han zurrado y no me duele, me han pegado y no siento nada. ¿Cuándo me despejaré? ¡Volveré a hacerlo!». No tengas envidia del malvado ni trates de buscar su compañía, pues su mente trama violencia y sus labios profieren maldades. Una casa se edifica con sabiduría, se consolida usando inteligencia; con el saber se llenan las estancias de objetos preciosos, deseables. Más vale sabio que fuerte, hombre experto que forzudo.
Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española