Lunes de la II Semana de Mateo. Lecturas


Rom 2,28-29;3,1-18: Hermanos, no es judío el que lo es externamente ni es circuncisión la que lo es externamente, es decir, en la carne, sino que es judío quien lo es en lo oculto, y la circuncisión del corazón lo es en el espíritu y no en la letra; este tal recibe la alabanza, no de los hombres sino de Dios. ¿Cuál es, pues, la ventaja del judío o cuál la utilidad de la circuncisión? Muchas y en cualquier aspecto. Ante todo, que les han sido confiados los oráculos de Dios. Entonces, ¿qué? Si algunos fueron infieles, ¿acaso anulará su infidelidad la fidelidad de Dios? De ningún modo. Más bien, él aparecerá como verdadero y todos los hombres como falsos; según está escrito: Para que seas juzgado en tus palabras y triunfes cuando te juzguen. Y si nuestra injusticia sirve para mostrar la justicia de Dios, ¿qué vamos a decir? ¿Que Dios es injusto cuando descarga su ira? (estoy expresándome en términos humanos). De ningún modo; y si no, ¿cómo va a juzgar Dios al mundo? Ahora bien, si la verdad de Dios queda resaltada con mi mentira y ello contribuye a su gloria, ¿por qué se me sigue juzgando como pecador? Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien? Esto es lo que algunos afirman calumniosamente que nosotros decimos. Estos tales tienen bien merecida su condena. Entonces, ¿qué? ¿Tenemos alguna ventaja? No del todo. Ya que hemos dejado bien sentado que tanto judíos como griegos, todos están bajo el pecado, según está escrito que: No hay nadie justo, ni uno solo; no hay nadie sensato; no hay nadie que busque a Dios. Todos se extraviaron, a una se han pervertido; no hay nadie que haga el bien; no hay ni siquiera uno. Una tumba abierta es su garganta, con sus lenguas urden engaños; veneno de áspides bajo sus labios; su lengua rebosa malicia y amargura, sus pies son veloces para derramar sangre; ruina y destrucción en sus caminos. Y no conocen el camino de la paz. No hay temor de Dios ante sus ojos.


Mt 6,31-34;7,9-11: Dijo el Señor: «No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española