Sábado de la I Semana de Mateo. Lecturas


Rom 1,7-12: Hermanos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo; lo hago por todos vosotros, porque vuestra fe se proclama en todo el mundo. Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu anunciando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de que me acuerdo incesantemente de vosotros, rogándole siempre en mis oraciones que, si es su voluntad, encuentre algún día la ocasión propicia para ir a vosotros. Pues tengo ganas de veros, para comunicaros algún don espiritual que os fortalezca; para compartir con vosotros el mutuo consuelo de la fe común: la vuestra y la mía.


Mt 5,42-48: Dijo el Señor: «A quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española