10/07 - El Justo Padre Antonio de las Cuevas de Kiev


San Antonio de las Cuevas de Kiev nació en el año 983 en Liubech, no muy lejos de Chernigov, y su nombre bautismal era Antipas. En su juventud vivió algún tiempo en la soledad, según el ejemplo de los anacoretas de Egipto. Pero pronto comprendió que esa forma de vida, como cualquier otra, exigía cierta preparación. Poseyendo el temor de Dios desde su juventud, deseaba ser vestido con el esquema monástico. Cuando llegó a una edad madura, deambuló hasta que llegar al monte Ato, ardiendo con el deseo de emular las hazañas de sus santos habitantes. Allí, en el monasterio de Esfigmeno, recibió la tonsura monástica, y el joven monje agradó a Dios en todo aspecto de sus luchas espirituales en el camino de la virtud. En particular, destacó en la humildad y la obediencia para que todos los monjes se alegraran al ver su vida santa.


El hegúmeno vio en San Antonio al gran futuro asceta, e inspirado por Dios lo envió de regreso a su tierra natal, diciendo: "Antonio, es el momento para que puedas guiar a otros en la santidad. Regresa a tu propia tierra rusa y sé un ejemplo para los demás. Que la bendición del Santo Monte esté contigo.


Volviendo a la tierra de la Rus, Antonio comenzó a rondar los monasterios de Kiev, pero en ninguna parte encontraba la vida estricta que lo había llevado al monte Ato.


Por la Providencia de Dios, Antonio llegó a las colinas de Kiev por las orillas del río Dniéper. La zona boscosa cerca del pueblo de Berestovo le recordó a su amado Ato. Allí encontró una cueva que había sido excavado por el sacerdote Hilarión, que más tarde se convirtió Metropolitano de Kiev. Puesto que le gustó el lugar, Antonio hizo oración, y con lágrimas decía "Señor, que la bendición del Monte Ato sea sobre este lugar, y fortaléceme para quedarme aquí." Él comenzó su batalla espiritual a través de la oración, el ayuno, la vigilia y labores físicas. Cada dos días, o cada tercer día, comía solo pan seco y un poco de agua. A veces no comía durante una semana. La gente comenzó a llegarse al asceta para pedir su bendición y consejo, y algunos decidieron quedarse con el santo.


Entre sus primeros discípulos de San Antonio estaban San Nicón, que tonsuró a San Teodosio de las Cuevas en el monasterio en el año 1032.


La vida virtuosa de San Antonio iluminó la tierra rusa con la belleza de la vida monástica. San Antonio recibía con cariño a aquellos que anhelaban la vida monástica. Después de instruirlos en la manera de seguir a Cristo, le pidió a San Nicón que los tonsurara. Cuando los doce discípulos se habían reunido alrededor de San Antonio, la hermandad cavó una cueva grande y construyeron una iglesia y las celdas de los monjes en su interior.


Después de haber nombrado abad a Barlaán para guiar a los hermanos de San Antonio, este se retiró del monasterio. Cavó una nueva cueva para sí mismo, y luego se escondió dentro de ella. Allí también, monjes comenzaron a establecerse en torno a él. Posteriormente, el santo construyó una pequeña iglesia de madera en honor de la Dormición de la Madre de Dios en las Cuevas Lejanas.


Ante la insistencia del príncipe Isiaslao, el Hegúmeno Barlaán se retiró al monasterio de Dimitriev. Con la bendición de San Antonio y con el acuerdo general de los hermanos, el manso y humilde Teodosio fue elegido como hegúmeno. En ese momento, el número de hermanos ya había alcanzado un centenar de hombres. El Gran Príncipe de Kiev Isiaslao (+1078) dio a los monjes el monte sobre el cual se había construido la gran iglesia y las celdas, con una empalizada alrededor. Así, el famoso monasterio sobre las cuevas fue establecido. Al describir esto, el cronista remarca que, si bien se habían construido muchos monasterios por emperadores y nobles, estos no puodían compararse con los que se construyen a base de oraciones santas y lágrimas, y por el ayuno y la vigilia. Aunque San Antonio no tenía oro, construyó un monasterio que se convirtió en el primer centro espiritual de la Rus.


Por la santidad de su vida, Dios glorificó a San Antonio con los dones de la clarividencia y el de obrar milagros. Un ejemplo de esto ocurrió durante la construcción de la gran iglesia de las cuevas. La Santísima Madre de Dios se mostró delante de él y de Teodosio en la iglesia de las Blanquernas en Constantinopla, adonde había sido milagrosamente transportado sin salir de su propio monasterio. Las crónicas dicen, que dos ángeles aparecieron en Constantinopla. Después de haber recibido oro de la Madre de Dios, los santos comisionaron a maestros arquitectos, que vinieron desde Constantinopla a la tierra rusa por el mandato de la Reina del Cielo para construir la iglesia del Monasterio de las Cuevas. Durante su aparición, la Madre de Dios predijo la inminente muerte de San Antonio, que tuvo lugar el 10 de julio 1073, a los 90 años de edad.


A través de la Divina Providencia, las reliquias de San Antonio permanecen ocultas.



Fuente: crkvenikalendar.com / es.catholic.net

Adaptación propia