El icono de la Theotokos de Pochaev se encuentra entre los objetos sagrados más venerables de la Iglesia ucraniana. Ubicado en la Catedral de la Dormición en Pochaev, Ucrania, el icono es amado en todo el mundo eslavo y venerado por los cristianos bizantinos de todo el mundo. Los cristianos de otras confesiones también veneran la imagen milagrosa de la Santísima y Pura Madre de Dios. El icono se ha mantenido en la Laura de Pochaev durante unos 400 años.
Los milagros que ocurrieron de él son numerosos y están registrados en los libros del monasterio con la firma de creyentes que fueron liberados de espíritus inmundos, cautivos que fueron liberados y pecadores que se convirtieron. En 1721, Pochaev regresó a la comunión con la Iglesia de Roma, y en este período, las crónicas del monasterio registran 539 milagros del icono glorificado. Por ejemplo, el noble Nicholas Pototski se convirtió en benefactor de la Laura de Pochaev Lavra a través de una circunstancia milagrosa. Habiendo acusado a su cochero de volcar el carruaje, el conde le disparó con una pistola. El auriga, que huía a la montaña de Pochaev, señaló con las manos hacia el cielo y clamó a la Madre de Dios. El conde disparó varias veces con la pistola, pero ésta, que nunca le había fallado, falló, y el cochero quedó con vida. Pototski decidió entonces dedicar su vida y sus bienes a la reconstrucción del monasterio. Con sus riquezas se levantaron la Catedral de la Dormición y otros edificios para la comunidad.
1832 estuvo marcado por la curación milagrosa de la doncella ciega Anna Akimchukova, que peregrinaba con su abuela de setenta años. En memoria de este evento, el Arzobispo de Volinia y Archimandrita Inocencio (1832-1840) estableció la lectura del sábado del Acatisto ante el icono sagrado.
El Santo Icono de Pochaev también se celebra el Viernes Brillante y el 8 de septiembre. La conmemoración del 23 de julio se instauró por la intervención de la Madre de Dios en el asedio que sufrió el Monasterio en 1675, cuando los musulmanes, comandados por el Jan Nuredino cercaron la laura por tres de sus lados. El hegúmeno José Dobromirsky pidió a la comunidad y a los laicos que rezaran a la Theotokos y a San Job de Pochaev. En la madrugada del 23 de julio, cuando todos cantaban un Acatisto a la Santísima y Purísima Madre de Diosy se recitaba: ''Oh Reina de las Huestes Celestiales'', la Santísima Virgen apareció repentinamente sobre la Iglesia en un resplandeciente manto blanco acompañada de ángeles que portaban espadas desenvainadas. San Job estaba junto a la Theotokos, arrodillado, pidiéndole que defendiera el monasterio. Los tártaros creyeron que la hueste celestial era una visión y, confundidos, comenzaron a dispararle flechas, pero estas se volvieron contra ellos e hirieron a quienes las disparaban. Aterrorizados, los enemigos huyeron presas del pánico y sin mirar atrás, pisoteándose unos a otros. Los defensores del Monasterio los persiguieron y tomaron muchos prisioneros, algunos de los cuales aceptaron más tarde la fe cristiana y la tonsura.
Fuente: orthochristian.com
Traducción: Google Translator
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