¿Quién iba a creer que aquella niña de tres años que estuvo encerrada hasta los doce en el santuario del Templo, se convertiría en la principal contribuyente a la realización del plan de Dios para la salvación de los pueblos? Y, sin embargo, esto fue demostrado por su venida de Dios a sus padres sin hijos, Joaquín y Ana, y su absoluta dedicación al plan de Dios. Maria no conocía este plan y lo volvió a aprender de manera milagrosa del mensaje de Gabriel y, cuando lo supo, aceptó servirlo con toda disposición: "He aquí la esclava del Señor que me ha nacido según el verbo ... ". Mariam fue santificada no solo porque permaneció tantos años en el templo sino porque dio a luz al Salvador del pueblo. Por lo tanto, está completamente justificado nombrarla como Panagia y también como Theotokos. No decía mucho, no daba sermones, no hacía observaciones, pero simplemente vivía este milagro de la maternidad y la maternidad. Ella ha aprendido a escuchar más que a hablar incluso ahora, porque presta su oído a todos los que sufren.
La Virgen María es el principio y el fin de la salvación del hombre, por eso los fieles la celebran de manera especial. Los escritores de himnos destacan especialmente en el papel de la madre durante la Crucifixión de Cristo, que justificadamente llora como un ser humano, pero espera en su Hijo y en Dios. La himnografía de la iglesia está llena de alabanzas e himnos a la persona de la Virgen María.
Pero la mayor alabanza de la Santísima Madre de Dios es el Himno Akathistos. El himno Akathistos es el despegue de la himnología de la iglesia en la persona de la Theotokos, pues narra de manera poética y lírica todo este plan de salvación. La buena nueva comienza con la Anunciación de la Madre de Dios, donde conocemos la venida de Cristo Salvador, y termina con su Dormición o más bien su Transfiguración en los brazos de su Hijo, a quien tuvo en sus brazos durante su presencia terrena.
La himnografía de la iglesia es muy rica en la caracterización de la Virgen María, después de todo, después de Doxa Patri... siempre hay una referencia a la Virgen María y su bendito interés. Sólo tenemos que saborear este gozo celestial, como lo describen nuestros escritores de himnos divinamente inspirados.
Y antes que nada algunas características de los himnos de las Salutaciones a la Virgen: Recordemos algunas
Alégrate, porque de ti brilló la alegría,
Alégrate, porque fuiste tú la que desapareció la banidad.
Salve, súplica de Adán caído,
Salve, redención de las lágrimas de Eva.
Salve, altura insondable a los cálculos humanos,
Salve, profundidad insondable y ojos de ángeles.
Alégrate, porque tú eres la sede del Rey,
Alégrate, porque siempre cargas al que está cansado.
Salve, estrella del Sol,
Salve, estrella de la encarnación
Salve, consejo de secretas bendiciones,
Salve, silencio dado a la fe.
Alégrate, porque sobre ti esta Dios,
Alégrate, puente que llevó a los hombres de la tierra al cielo,
Los epítetos y caracterizaciones de la Virgen son interminables…
Salve, redentora de la maldición de Adán, Theotokos, Salve, modelo de santidad,
Salve, aviva, vete, Salve lámpara, Salve trono, Salve clímax y puerta, salve vehículo divino, salve nubes huecas, salve nave en las tormentas, salve sanadora celestial, salve montaña, salve tabernáculo y banco del trono del Altísimo, salve Eva.
Pero hay multitud de sobrenombres según sus cualidades o dones, del lugar o forma en que se encontró su imagen o se encuentra su templo, del estilo de su templo, del tipo iconográfico de su representación, de la antigüedad de su imagen, de Su hermosura y hermosura, de Sus alabanzas, del tiempo que celebra Su iglesia, etc.
Arzobispo Pantaleimon (Eliseo), Iglesia G.O.X. en Colombia
Fuente: Correo electrónico