Martes de la X Semana de Mateo. Lecturas


1 Cor 15,29-38: Hermanos, ¿qué obtendrán los que se bautizan por los muertos? Si es verdad que los muertos no van a resucitar en absoluto, ¿por qué se bautizan entonces por ellos? Y nosotros mismos, ¿por qué nos exponemos continuamente al peligro? Muero diariamente; lo digo, hermanos, por la gloria que tengo por vosotros en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y si combatí contra fieras en Éfeso por motivos humanos, ¿de qué me sirve? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las costumbres». Recuperad la debida sobriedad y no pequéis. Pues lo que tienen algunos es ignorancia de Dios: os lo digo para vergüenza vuestra. Alguno preguntará: ¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Insensato, lo que tú siembras no recibe vida si (antes) no muere. Y al sembrar, no siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de cualquier otra planta. Pero Dios le da el cuerpo según ha querido, y a cada semilla su propio cuerpo.


Mt 21,23-27: En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?». Jesús les replicó: «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?». Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta». Y respondieron a Jesús: «No sabemos». Él, por su parte, les dijo: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto». 



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española