Miércoles de la XII Semana de Mateo. Lecturas


2 Cor 6,11-16: Hermanos corintios, os hemos hablado abiertamente, nuestro corazón se ha dilatado. No os habéis empequeñecido dentro de nosotros, sino dentro de vosotros mismos. Os hablo como a hijos: correspondednos con la misma paga y dilataos también vosotros. No os unzáis en yugo desigual con los infieles: ¿qué tienen en común la justicia y la maldad?, ¿qué relación hay entre la luz y las tinieblas?, ¿qué concordia puede haber entre Cristo y Beliar?, ¿qué pueden compartir el fiel y el infiel?, ¿qué acuerdo puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos templo del Dios vivo; así lo dijo él.


Mc 1,23-28: En aquel tiempo, había en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!». El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española