1 Cor 4,17-21;5,1-5: Hermanos, os he enviado a Timoteo, hijo mío querido y fiel en el Señor, el cual os recordará mis normas de conducta en Cristo Jesús, conforme las enseño por doquier en todas las iglesias. Pensando que yo no iré a visitaros, algunos se han engreído. Mas iré pronto a visitaros, si Dios quiere; y entonces conoceré no las palabras de los orgullosos, sino su poder; pues el reino de Dios no consiste en palabras sino en poder. ¿Qué queréis? ¿Que vaya a visitaros con un palo o con amor y espíritu de mansedumbre? Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre. ¿Y vosotros seguís tan ufanos? Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso. Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor.
Mt 24,1-13: En aquel tiempo, se le acercaron a Jesús sus discípulos, que le señalaron las edificaciones del templo, y él les dijo: «¿Veis todo esto? En verdad os digo que será destruido sin que quede allí piedra sobre piedra». Estaba sentado en el monte de los Olivos y se le acercaron los discípulos en privado y le dijeron: «¿Cuándo sucederán estas cosas y cuál será el signo de tu venida y del fin de los tiempos?». Jesús les respondió y dijo: «Estad atentos a que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a muchos. Vais a oír hablar de guerras y noticias de guerra. Cuidado, no os alarméis, porque todo esto ha de suceder, pero todavía no es el final. Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá hambre, epidemias y terremotos en diversos lugares; todo esto será el comienzo de los dolores. Os entregarán al suplicio y os matarán, y por mi causa os odiarán todos los pueblos. Entonces muchos se escandalizarán y se traicionarán mutuamente, y se odiarán unos a otros. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente, y, al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría; pero el que persevere hasta el final se salvará».
Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española