Debido a sus muchas virtudes, a Sabino se le solicitó persistentemente que aceptara el trono episcopal. El bendito Sabino buscando la vida solitaria, negó este cargo, pero en un periodo de gran presión psicológica finalmente le convencieron y fue ordenado obispo de Catania en Sicilia.
Como obispo, creció en el trabajo de la filantropía, pero no resistió el desgaste de los laicos y la presión de la administración. Por esta razón, renunció al oficio episcopal y se dirigió a la desolada vida de su celda en el desierto para estar solo con Dios. Allí trabó muchas luchas ascéticas y alcanzó grandes alturas de virtud.
Dios le otorgó a Sabino el carisma de hacer milagros, predecir el futuro y sanar a muchos de varias enfermedades físicas y psíquicas.
Habiendo beneficiado a muchos con sus sabias enseñanzas y persuadido a muchos otros a abandonar el mundo y convertirse en monjes por amor de Cristo, descansó en paz en el año 760.
Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com