El venerable Abramio, en el mundo Abercio, nació en Chujloma (Rusia), que se encuentra en la región de Kostromá y cerca del nodo ferroviario de Gálich, en el siglo X.
Estaba muy enfermo de niño y padecía una enfermedad desconocida. Cuando tenía dieciocho años oyó a unos comerciantes de Nóvgorod hablar de Cristo, de quien nunca había oído hablar antes. Siendo pagano, oró al Dios cristiano por su curación y se recuperó de su enfermedad. Así que decidió ser bautizado y convertirse en monje en Valaam, donde fue tonsurado con el nuevo nombre de Abramio (Abrahán). Habiendo adoptado el esquema monástico, Abramio se instaló en Rostov, en la orilla del lago Nero. En las tierras de Rostov había muchos paganos, y el santo trabajó intensamente para difundir la verdadera fe.
No muy lejos de la celda del santo había un templo donde las tribus paganas locales fino-ugrias adoraban a un ídolo de piedra del dios Veles (Volos), lo que causaba espanto entre los habitantes de Rostov. En una visión milagrosa, el Apóstol Juan el Teólogo se presentó ante Abramio y le dio una vara con una cruz encima, con la cual el venerable destruyó el ídolo. En el lugar del templo pagano, San Abramio fundó un monasterio en honor a la Santa Teofanía y se convirtió en su hegúmeno. En memoria de dicha aparición milagrosa, el santo monje construyó una iglesia con el nombre de San Juan el Teólogo. Muchos de los paganos fueron persuadidos y bautizados por San Abramio. Particularmente grande fue su influencia con los niños, a quienes enseñó a de leer y escribir, instruyéndolos en la ley de Dios y tonsurando como monjes a algunos de entre ellos.
Todos los que acudían al monasterio eran acogidos con amor. La vida del Santo era un ejemplo constante de oración y afán en beneficio de los hermanos: cortaba leña para el horno, lavaba la ropa de los monjes y llevaba agua para la cocina.
San Abramio reposó en la vejez alrededor del año 1077 y fue enterrado en la Iglesia de la Teofanía. Sus sagradas reliquias fueron descubiertas en la época del Gran Príncipe Vsévolod (1176-1212). En el año 1551, el zar Iván el Terrible, antes de su campaña contra Kazán, recorrió los lugares sagrados. En el Monasterio de la Teofania-Abramiev, los monjes le mostraron el bastón con el que San Abramio había destruido el ídolo de Veles. El zar se llevó el bastón a la campaña, pero la cruz permaneció en el monasterio. Y regresando nuevamente después de la subyugación del Jan, Iván el Terrible dio la orden de construir una nueva iglesia de piedra en el Monasterio de Abramiev en honor a la Teofanía, con cuatro capillas, y también la proveyó de libros e iconos.
Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
Adaptación propia